C A R G A N D O . . .

escultura

prometo

En la versión trágica de Esquilo aparece Prometeo, preso, custodiado por Poder y Violencia y acompañados por el dios de la fragua Hefesto. El herrero obedece obligado por Poder a clavar al Titán sobre una pared en una gigantesca roca en el Caucaso. Es Hefesto quien a regañadientes con unos grilletes ata de pies y manos mientras que Poder le impele de la siguiente manera: “Ahora la fiera mandíbula de una acerada cuña clávasela por medio del pecho con toda tu fuerza”… Allí le dejan para que, por la eternidad, sufra los rigores del sol sobre la piel y la tortura del águila que durante el día le devorará el hígado que habrá de sanar por la noche para que de este modo se produzca un sufrimiento diario y eterno.
Prometeo es castigado por Zeus por robar del Olimpo el fuego para entregárselo a los efímeros (los hombres). Con ello len entrega la herramienta, la luz y el calor con el que “extraerán el conocimiento de las artes”…